Monday you can fall apart.

La poca sazón con la que me recibía este nuevo día no me alentaba a salir de la cama. A pesar de todo, decidí apartarme de la tentadora sensación de abrigo que me otorgaban las sábanas ¡Y aquí estoy! Comenzando mi segunda entrada... Cómo pasa el tiempo, ¿no? Ayer estuve viendo Viridiana, al mejor estilo Jack Sparrow: la conseguí ver gracias a un milagroso link que enganché en la web. Es alucinante este tipo, Buñuel. Pensar que fue en 1961 que filmó el largometraje, y es tan transgresor... Ojo: ya me había impactado (por favor, no me malinterpreten, pensarán que soy un flojito, pero no es así, al menos no todo el tiempo) con las escenas de violencia en El acorazado Potemkin, de Eisenstein. Me sedujo aquel espíritu revolucionario del ruso, quien ya llevaba en su haber de realizador Huelga, la cual, al igual que El acorazado... abordaba temáticas sociales de gran relevancia; le siguió a la película basada en la revuelta del Potemkin -una enorme embarcación en la que trabajadores del lugar se imponen ante autoridades para reclamar por sus derechos-, Octubre, y así como ésta, otros 5 o 6 films dirigidos por el maestro. Hay una parte en la que a una mujer mayor se le destrozan las gafas, las cuales llevaba todavía puestas delante de los ojos, luego de ser pisoteada por la patota de trabajadores, en El acorazado..., y ahí se hace explícita la atmósfera violenta y crítica del film, a mi gusto.
Volviendo a Viridiana: las metáforas de Buñuel que deja ver en esta gran obra son las que hacen a la película. Desde los planos que dejan ver solamente las piernas de los actores, hasta la escena final, donde suena una música con mucho ritmo, el film se desenvuelve de manera dinámica, entretenida y con una pizca de ironías, tan propias del realizador aragonés. Una deslumbrante crítica a la religión, por otra parte, y una excelente opción para los amantes de este gran director.